Lunes 29 de Febrero, 2016 a las 20:09 Comunale Sport & Legal
Cualquier aficionado recordará el conocido “Caso Bosman”, que sacudió las estructuras del deporte europeo a mediados de los años noventa.
Hasta entonces, las reglamentaciones de los organismos deportivos nacionales y europeos (como UEFA o FIBA Europa), diferenciaban en sus competiciones a los jugadores nacionales de los pertenecientes a otros Estados comunitarios, impidiendo así el acceso al trabajo en igual de condiciones a unos y otros. De este modo, se imponía una enorme traba a los deportistas profesionales pertenecientes a los países de la UE, limitando su libre circulación como trabajadores, a pesar de estar garantizada por los Tratados comunitarios.
Sin embargo, tras dictar la ya histórica “Sentencia Bosman”, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea impuso a los organismos deportivos la obligación de cumplir con las disposiciones comunitarias relativas a la libre circulación de trabajadores. Con ello se prohibía cualquier discriminación por razón de la nacionalidad entre los deportistas profesionales de los diferentes Estados miembros.
Como todos recordarán, dicha Sentencia supuso una enorme convulsión en el deporte europeo, especialmente en el caso del fútbol y el baloncesto. A partir de entonces, los clubes podían inscribir jugadores de toda la Europa comunitaria, sin ningún tipo de restricción. Dicha circunstancia cambió el panorama deportivo en Europa: las plantillas dejaron de estar formadas por jugadores locales, para convertirse en un crisol de nacionalidades, favoreciendo la llegada de deportistas de otros países y la marcha de los nacionales propios a otras ligas.
Es evidente que dicho cambio tuvo una enorme trascendencia y no estuvo exento de polémica. No en vano, se volvía a producir el perpetuo conflicto entre el deporte, entendido como actividad vinculada a los sentimientos del aficionado, por una parte, y como actividad puramente mercantil, por otra.
El referéndum británico y su efecto en el deporte profesional europeo: "Should the United Kingdom remain a member of the European Union or leave the European Union?"
En ese estado de las cosas, en la actualidad existe un importante movimiento político y popular en el Reino Unido que pide su salida de la Unión Europea, en caso de que no se cumplan una serie de exigencias. El ya conocido como Brexit será decidido en un referéndum al que los ciudadanos británicos están llamados, en principio, el próximo 23 de Junio.
En caso de que el sí consiguiera la victoria, la consecuencia sería, a priori, la retirada del Reino Unido de la Unión Europea, dejándose de aplicar los Tratados en dicho territorio. Y esta inaplicación supondría el cese de la libertad de circulación de trabajadores comunitarios en dicho país, y viceversa: los trabajadores británicos tampoco se beneficiarían de dicha libertad en el territorio de la Unión Europea.
Desde el punto de vista del deporte, dicha circunstancia podría tener importantes efectos, especialmente para los dos deportes que comparten una gran implantación a ambos lados del Canal de la Mancha: el fútbol y el rugby. Sólo hace falta ver las plantillas de los grandes clubes de fútbol ingleses para comprobar que la mayoría de sus jugadores son originarios de la Europa comunitaria (españoles, franceses, italianos, alemanes…). Por su parte, desde el punto de vista de la exportación, también son numerosos los futbolistas británicos que juegan en el continente.
La importancia de ser un jugador comunitario o no en el Reino Unido, radica en que la Federación Inglesa de Fútbol sólo tramita licencias para aquellos jugadores extracomunitarios que cumplen los siguientes requisitos:
Que dicho jugador haya jugado un porcentaje que varía entre el 30% y el 75% de los partidos internacionales con su selección en los dos años anteriores (el porcentaje fluctúa en función del nivel de dicha selección).
Que dicha selección haya estado al menos entre las cincuenta mejores en el ranking FIFA durante los dos años anteriores.
De abandonar la Unión Europea, y si la Federación Inglesa aplicara dichos requisitos incluso para jugadores que ya tienen licencia, la lista de futbolistas que tendrían problemas para jugar en Inglaterra sería amplísima: César Azpilicueta, David de Gea, Juan Mata o Jesús Navas, sólo por citar a algunos españoles, estarían en apuros.
En cualquier caso, el mercado de fichajes para los clubes británicos se vería muy limitado por dichos condicionantes, y se verían abocados a nutrirse mayoritariamente de jugadores nacionales, con la pérdida de nivel competitivo que eso supondría.
Por su parte, no sería entendible, por su carácter discriminatorio, que el Reino Unido continuara aplicando los efectos de la Sentencia Bosman al deporte británico, actuando como si el Brexit no se hubiese producido, mientras el resto de trabajadores sí sufren los efectos de dicha decisión.
Finalmente, desde el otro punto de vista, los deportistas británicos también tendrían importantes restricciones para militar en clubes comunitarios con la libertad que lo hacen ahora, y pasarían a ser tratados como jugadores extracomunitarios, sometidos a los cupos que establece cada federación deportiva.
Por lo tanto, vemos que el Brexit también puede tener importantes consecuencias para el deporte británico, y por extensión, el europeo.